Los bosques nativos en Uruguay están protegidos por ley.
Está prohibida su tala, a menos que el producto de la explotación sea para consumo interno del establecimiento o cuando se cuenta con un plan de manejo del monte nativo aprobado por la Dirección General Forestal. Gracias a esta política, la vegetación arbórea autóctona se ha incrementado. Se pasó de 667.000 ha en 1990 a 835.349 ha en 2016.